La monótona vida de Dani un día se ve convulsa al prestar atención al pulp art de un panfleto para clases de violín. El arrebato de alegría que le genera un dibujo tan hermoso en algo tan burdo como lo es un cartel publicitario, lo orilla a robar todo arte que se encuentre a su paso, y posteriormente comerlo. Su consumo desmedido de arte barato lo llevan a un viaje onírico de profunda reflexión sobre el disfrute de la vida.