El príncipe Edward, ya es Rey. Y al casarse obviamente quieren disfrutar de una verdadera Luna de Miel, y por ello, ambos jóvenes planean esconderse del mundo que los rodea y huir hacia tierras lejanas donde no sean reconocidos por nada ni nadie. Pero al parecer no resulta serlo que esperan, por el contrario encuentran mucho alboroto en lo que ellos esperaban encontrar un paraíso pues al parecer su primer ministro estaría tomando decisiones que no convendrían ni al pueblo ni al ecosistema.