Tras quedar embarazada del militar Marcelino, la joven Santa pierde a su hijo y llega al prostíbulo de doña Elvira. Allí se encuentra a gusto entre las mujeres que le enseñan buenos modales y el pianista ciego Hipólito, su enamorado incondicional. Convertida en amante del torero Jarameño, Santa está a punto de irse con él a España cuando Marcelino vuelve a aparecer en su vida.