Retratado por Jean-André Fieschi, Jean Rouch nos invita a compartir la filosofía que aprendió del pueblo de los Dogón: “Hacer como si...”. Esta invitación a la fabulación y al disfraz sirve de punto de partida al viaje que nos lleva hasta las orillas del río Níger, donde Rouch filma a sus amigos Damouré y Tallou en La vaca maravillosa, a partir de una idea del difunto Lam, a cuyo espectro pedirán permiso para realizar el film. Un bello retrato del etnógrafo-cineasta, padre del documental moderno, que aprendió a filmar la realidad mientras la inventaba con sus protagonistas.