En el rancho San Joaquín, ubicado en San Miguel de Allende, fallece el millonario don Alberto Duarte Solís, dueño de una gran fortuna y de una próspera finca donde se crían caballos purasangre. Su pariente más cercano es su sobrina, Florencia, que va a casarse con su ambicioso prometido, Leonardo Altamirano. Éste se las promete muy felices pensando que su futura esposa será dueña de una gran fortuna, pero, para su gran horror, Florencia sólo va a heredar el treinta por ciento del dinero; el resto de la fortuna de don Alberto y la finca pasarán a manos de un desconocido procedente de Madrid, Alberto Salerno.