Los Mosqueperros llegan a un pueblo de la provincia, donde confirman que la historia que el ratón emigrante le contó a Pom no era una exageración: los campesinos vivían en la más absoluta pobreza. De repente, llegan los hombres de Caperucita Roja y empiezan a repartir dinero y comida a la gente del pueblo. D'Artacán y los Tres Mosqueperros se dirigen a ellos para conversar. Los forajidos se quejan de la injusticia del Rey al decretar impuestos tan altos; los Mosqueperros intentan explicarles que el Rey no puede ser responsable; o bien los nobles locales están recaudando impuestos por cuenta propia, o bien alguien ajeno al Rey está detrás de ello.